15 agosto 2014

Devil's Food Cake

¡Madre mía! ¡Pero si ya casi ha pasado un mes desde mi último post! Esto no puede ser.

No sé qué pasa en vacaciones pero se pasa el tiempo volando… y me da la sensación de ¡no estar haciendo nada!, pero en cambio no tengo ni un hueco para desconectar.

Voy a tener que empezar a apuntar en qué paso las horas para hacerme consciente de dónde se me escapan los días.

Bueno, otra de las cosas que son típicas de verano son los cumpleaños, no sé vosotros, pero a mi entre julio y agosto se me acumulan los regalos.

Aunque este año no me quejo, con esto de la repostería arreglo rápido los regalos, una tarta, de su dulce favorito, un detalle personalizado y listo, caras de alucine aseguradas.

Este mes llevo ya dos tartas personalizadas, la primera de ellas y de la que os traigo la receta hoy es la de mi Tía, colecciona brujitas así que qué mejor que darle otra bruja para su colección.

Además de gustarle las brujas también le pirra el chocolate, por lo que le preparé una Devil’s food cake de tres pisos con chocolate a hartar.

Para preparar una tarta como esta necesitais:

  • 250 g de harina
  • 1 y ¼ cucharadita de bicarbonato
  • ¼ cucharadita de levadura
  • 90g de cacao puro en polvo
  • 210g de azúcar
  • 80g de mantequilla temperatura ambiente
  • 3 huevos
  • 1 cucharadita de vainilla
  • 350 ml de leche


Antes de nada precalentamos el horno a 180º

Colocamos todos los ingredientes secos para que se vayan mezclando bien y de forma homogénea por lo que ponemos la harina, el bicarbonato, la levadura y el cacao.

Después batimos la mantequilla con el azúcar hasta que esté cremosa. Ahora añadiremos los huevos uno a uno para que se integren completamente.

Incorporamos la vainilla y pasamos a añadir intercalados los ingredientes secos, siempre tamizados con la leche.

Terminaremos de hacer la mezcla a mano con una espátula para asegurarnos que no quede harina sin mezclar por los moldes.

Para esta tarta yo usé dos moldes desmoldables de 15cm de diámetro, previamente engrasados y enharinados. Repartí la masa en dos partes echando dos cucharadas de helado en uno y una en el otro una (quería tres pisos) hasta terminar toda la mezcla.

Metemos los moldes unos 30 minutos en el horno, hasta que salga el palillo seco.

Cuando estén listos los dejamos 10 minutos en el molde y después los pasamos a una rejilla a que terminen de enfriarse.

Mientras tanto podemos ir preparando la nata para la decoración.

Para esta tarta, necesité casi un litro de nata, de la de montar con 35% materia grasa. Para que sea más fácil montarla metemos el recipiente donde vayamos a batir unos 15 minutos en la nevera para que esté bien fresquito.

Es más fácil montar la nata a poquitos, y como mi tarta era de tres pisos preparé nata en cuatro tandas, por lo que de cada vez batí 250ml de nata con unas seis cucharadas de azúcar.

Empezaremos a montar la nata con las varillas de la batidora a una velocidad no muy alta, cuando veamos que hay muchas burbujitas es el momento de añadir la azúcar para que la nata termine de montar.

Sabremos que está lista cuando al darle la vuelta al recipiente no se caiga. 
Para mí este paso es el peor de todos porque como no esté…. Te pasarás un buen rato limpiando nata de la cocina…

Para montar la tarta, lo primero es preparar las planchas de los bizcochos, para eso cortamos los cachos de bizcocho que sobren para dejar unos pisos bien lisitos. En mi caso, como uno subió más que otro, hice dos planchas de un molde y otra plancha con el otro, 3 pisos en total.


Preparé un plato giratorio cubierto de papel de horno, para no marcharlo demasiado, y coloqué el primer piso en él, lo recubrí por encima de nata y lo metí en la nevera un par de horas.

Fui preparando los siguientes 250g de nata como os conté antes y coloqué el segundo piso sobre el que tenía en la nevera para cubrirlo otra vez de nata y volver a meterlo en la nevera otro rato más.

Finalmente coloqué el último piso y cubrí toda la tarta con una capa de nata (250gm), esta capa de nata se llama “recoge migas” y sirve para que todos esos cachitos y miguitas de bizcocho se queden sujetos y no estropeen la decoración final de la tarta. Volvemos a meter la tarta en la nevera otra hora más o menos.

Para terminar montamos  otros 250gm de nata y cubrimos nuestra tarta con la última capa, intentaremos que esta quede lo más lisita y blanca posible. La llevaremos a la nevera otra vez.

Y a estas alturas estaréis pensando… pero se me voy a pasar toda la tarde haciendo esta tarta,… pues sí, no os voy a engañar, yo fui matando el tiempo preparando la plancha de fondant con el dibujo.

Para hacerlo, lo primero que hice fue buscar un dibujo por internet que me gustara, soy muy mala dibujando… una vez encontrado lo calqué en un folio y lo pasé a papel de horno.

Al dibujo en el papel de horno, con un punzón, le fui haciendo agujeritos que sirven de guía para después.

Estiramos una plancha de fondant del tamaño de nuestra tarta (veréis que la mía quedó un poquito grande de más) y colocamos el papel de horno encima. 

Iremos repasando los agujeros con un rotulados comestible, así cuando retiremos el papel quedará marcado en el fondant una guía de nuestro dibujo.

Con glasa de delineado negra seguimos esos puntos hasta tener nuestro dibujo, ayudará mucho tener el original a la vista.

Cuando la glasa esté seca es el momento de pintar. Con colorantes en gel y un poco de alcohol (lo hay específico para cocina o sino cualquier alcohol blanco, ginebra o vodka, sirven) preparamos los colores que vayamos a necesitar. Tendremos así unas pinturas como acuarelas.

Pintamos nuestro dibujo y lo dejamos secar.

Añadimos los últimos detalles con un rotulador comestible y solo queda poner la plancha de fondant encima de nuestra tarta y pasarla a un plato para servirla.


Escrito parece una locura y muy lioso, pero os aseguro que si tenéis tiempo podéis hacerla sin problema, además os quedará un olor delicioso a chocolate en vuestra casa durante casi un día.

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